Por Sebastián Díaz López
Las nuevas plataformas en la web están generando mucha más información a más velocidad, facilitando compartir datos. Esto ha generado nuevas características de interoperabilidad entre los usuarios, por lo que ha creado, entre otras cosas, nuevos campos de acción laboral.
Los “precam” son personas que virtualmente ejercen el papel de trabajador sexual por cámara web, es decir, complacen a sus clientes por medio de la transmisión de imágenes en vivo de lo que sería una relación sexual, de sus gustos y deseos sexuales.
Las siguientes son tres crónicas del oficio del trabajador sexual virtual, el llamado “precam”.
“100 por una teta”
Vicky nunca muestra su rostro. Hoy está sentada en una silla azul, lleva puesto un escapulario de colores que resalta con su blusa de color gris oscuro. Cuando sonríe deja ver sus dientes alienados, protegidos por sus labios delgados de color rosa. En su muñeca lleva un reloj dorado y un anillo en su dedo anular.
‘Latina1975’ es su nombre en la web. Ella es la única mujer de Colombia que está on-line a las tres de la tarde. Dispuesta a complacer por cámara web a todo aquel que le hable y le ofrezca una suma considerable de dinero.
Arriba de su nickname dice “100 por una teta”, es decir, por 100 mil pesos mostrará a su cliente un seno con el fin de engancharlo y por más dinero mostrarles más partes de su intimidad.
Juega con los hombres, los provoca con sus gestos, mientras de una manera erótica lleva una mano a su rostro y se toca la mejilla, la dobla debajo del mentón, saca la lengua y enseña un piercing verde. “Para ti, mi amor, para ti que eres de mi tierra”, le dice a “Rodrigo 40”, un hombre quien dice ser de Montería, la tierra de “Latina1975”.
Luego de juguetear con su lengua, los demás usuarios le piden que muestre más porque “el que no muestra no vende”, escribe “Pablo 2011”. Pero ella se niega, no lo va a hacer, tendrían que pagarle, pues lo especifica muy bien: “100 por una teta”.
“Me encanta la cerveza y más aún la Águila”, le expresa a sus seguidores. Luego sorprende a los miembros del chat al pararse de su silla; todo para mostrar su jean azul y su contextura gruesa. Sin dar previo aviso, desaparece.
“Vicky, ¿dónde estásssssssss?”, ¡Esta vieja se fue!”, “Yo no creo que nos haya dejado calientes, demás que se fue a poner algo bien sexy”, fueron algunas de las expresiones que escribieron los hombres que le hablaban a Vicky.
El chat colapsó. Cada uno los “ciberclientes” agrega expresiones de todo tipo. Unas muy discretas en sentido de agradecimiento, otras subidas de tono, tales como: “Ya sé en quién pensar mientras me hago la paja”, “Esta perra me logró parar mi pija”, “Yo quiero una teta de esas en mi boca”, entre muchos otras.
Cuando el reloj de mi computador marcó las 4:15 de la tarde, Vicky apareció de nuevo. Solo pasaron cinco minutos y ya tenía más de 100 mensajes, todos a su favor. Su aparición tomó de improvisto a sus posibles clientes que se transformaron en víctimas.
“Latina 1975” enfocó su cámara web en su rostro, atrás de ella un hombre se asoma, quien solo se podía observar del cuello para abajo y que solo dejó ver que vestía un jean ancho, con bolsillos a los lados y una camiseta blanca con una raya negra. “Es mi hijo”, exclama Vicky. Esta fue la última frase que escribió en el chat.
Luego de 69 minutos de compartir con nosotros, apagó la cámara y cerró la conversación. A todos nos dejó claro que por más que la inciten a mostrar su cuerpo, que le hablen de licor o le digan lo hermosa que es, ella solo respondera: “100 por una teta”.
Al terminar de manera sorpresiva la conversación con “Latina 1975”, me dirigí a la sección de hombres. El reloj marcaba las 4:25 de la tarde, y la cantidad de hombres que ofrecían su servicio como “precam” era mayor que en la sección de mujeres.
La parte superior de la categoría “Hombres” ubica a los últimos trabajadores que se han conectado para ofrecerles un rato agradable a los usuarios del portal. Me decidí por uno que no fuera de Colombia ni de Latinoamérica. Entré a la alcoba de: “Easygoing24”.
El lusitano que no respondió a los usuarios
Este hombre, portugués, está acostado en una cama, al lado de una mesa de noche color café, tiene su cuerpo completamente desnudo. Con su mano derecha se soba lentamente una de sus piernas, mientras utiliza su mano izquierda para masturbarse.
Su rostro expone una excitación cada vez mayor: cierra sus ojos, agarra con su mano derecha su zona abdominal, abre la boca y saca su lengua. Luego respira profundo, su estómago se hincha, exhala el aire y encorva su espalda.
Abre sus ojos y deja de masturbarse. Sin embargo, su mano no se despega de su pene que está completamente erecto. La escena transcurre entre sábanas doradas que cubren una cama doble de color café.
Se divisa un closet abierto de algún edificio que deja ver, entre otras cosas, varias camisetas de color morado. Ha estado conectado por más de dos horas según le responde a uno de los usuarios. Las sábanas están arrugadas completamente.
Su apariencia física se asemeja a un jugador de fútbol de la Selección de Portugal: tiene cuerpo atlético, abdomen marcado, piel blanca, nariz respingada, cejas arqueadas y cabello corto que peina para atrás.
Quienes lo observan siguen sus movimientos paso a paso. Comentan lo que él hace y le escriben: “No dejes de sobarse y mucho menos de masturbarse”. Él no mira a la cámara, mira al frente, como si no viera ni leyera lo que sus posibles clientes le escriben.
La actitud que toma parece la de un juego, parece que su intimidad solo se limitara a su cuarto, a su cama, a su cuerpo y sus manos; como si su privacidad consistiera en desnudarse solo para fijar su mirada al televisor.
De los perfiles que aparecen en este chat, el de “Easygoing24” es de los poco que revela su edad, que habla portugués-español y que es heterosexual.
Curiosamente quienes le escriben son hombres como “Maximiliano1988”, quien le dice que pase su mano por su zona púbica rasurada, para luego dejarla caer por su entrepierna hasta llegar a su zona anal. Petición que no aceptó o que quizá no leyó.
La ventana del chat no registra a ninguna mujer que le escriba ni que lo admire, solo hay hombres ensimismados que le veneran su cuerpo y la manera como utiliza sus atributos para capturar a los clientes.
Él no deja perder la oportunidad de ganar algo de dinero. Luego de observarlo por treinta y dos minutos, ha apagado la cámara, seña de que consiguió a un cliente, alguien que quiere sexuar con él por cámara web.
El moreno y la mujer que nunca miró para atrás
La mirada de ella siempre estuvo frente a la pared. Su posición boca abajo facilita que su compañero bese su espalda mientras le introduce sus dedos en la vagina. Los mete y los saca lentamente, como si buscara que lo usuarios se fijen en cada movimiento, en cada parte que va saliendo de sus dedos.
Él se toca los genitales con su mano izquierda. Hace que su pene se erecte cada vez más, aligerando el movimiento de sus dedos que están en la vagina de la mujer. Luego de dos minutos los saca. Lo hace para frotarlos en el clítoris de la mujer que aún se encuentra boca bajo.
Él es quien juega con los cibernautas. Un moreno que a primera vista parece un cantante de rap americano: cuerpo atlético, motilado a ras con líneas finamente diseñadas, un tatuaje de dragón dibujado en su hombro derecho, un yin-yangen el costado izquierdo de su pubis y una pequeña cruz al lado derecho de su cuello.
Es difícil describirla físicamente a ella. Su cabello suelto va hasta la mitad de la espalda. Sus senos están apoyados encima de varias almohadas de color rojo y amarillo que se camuflan con la luz sobria del cuarto, senos que juegan con el calor del ambiente pues son lo que más quieren ver los usuarios.
Ellos se lo piden, pero ella no hace nada. Su compañero no la deja, solo la cambia de posición manteniéndola boca abajo para acomodar su boca en su entrepierna. Saca su lengua mientras observa a la cámara, agacha la cabeza y le empieza a practicar sexo oral.
Esto no le disgustó a los usuarios, pues fue cuando las ofertas empezaron a aparecer: “Estos es lo que quiero ver”, “Son los que necesito”, fueron algunas de las expresiones que escribieron usuarios en el chat.
Él y ella parecen tranquilos, disfrutan de su momento, disfrutan de su trabajo. Saben que llegará el tiempo de actuar en forma, pues están dispuestos a complacerle a quien le ofrezca una considerable propuesta.
A las 6:15 de la noche ellos dejan de interactuar con quienes los observaban bajo un plan de membresía básico, un plan de membresía Gold mensual o, como el que yo preferí, una prueba gratis la membresía Gold.
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