Un gusano verde muy útil

Por Andrés Felipe García Álvarez



Está pendiente de guayos, camisetas, pantalonetas, balones… Se llama Luis Fernando Muñoz, lo apodan “Gusa”, tiene 47 años, es delgado, de baja estatura y aunque es un desconocido para la afición, es uno de los hombres que hace que todo marche bien en el Club Atlético Nacional.

A las 8:30 de la mañana llega el bus de Atlético Nacional a su sede deportiva, ubicada en el municipio de Guarne, y el primero en bajarse es Luis Fernando Muñoz Velásquez, un hombre que viene del barrio Antonio Nariño (en la Comuna 13 de Medellín) y quien es uno de los dos utileros del equipo.

Los jugadores y el cuerpo técnico descienden para ir a los camerinos. El vehículo queda estacionado a un extremo de la sede y sólo a unos metros de los vestuarios.

El sitio de entrenamiento tiene tres canchas. Con vista desde la portería, la principal está en la mitad, es de gramado natural y tiene los márgenes establecidos por la FIFA; la segunda está al lado izquierdo y limita con la autopista Medellín- Bogotá, y la última, al derecho, es de grama sintética.

Mientras los jugadores se cambian y conversan, “Gusa” está en la cancha principal con su colega Walter Osorio ubicando conos, balones y demás implementos deportivos para delimitar el gramado, según las indicaciones del técnico Santiago Escobar Saldarriaga.

Luis se levanta a las 4:30 de la mañana pensando siempre en sacar adelante a su esposa, Amparo Mosquera, y a su hija, María Camila Muñoz de 18 años, y sale a las 5:15 en el Metro hacia la sede administrativa de Nacional en Coltejer, en Itagüí, donde recoge la indumentaria que el día antes alistó doña Estela, quien lava las prendas deportivas.

De esta manera inicia la rutina de un entrenamiento verdolaga que, para Luis Fernando, es similar a las prácticas que ha vivido desde el 6 de octubre de 1994, fecha en la que se vinculó a la institución, un trabajo del cual se siente orgulloso porque asegura que es su vida y porque le permite pasar con el club el mayor tiempo de sus días.

Su misión: dar tranquilidad al equipo
Unos 30 minutos después salen los jugadores a la cancha, y “Gusa” y Walter quedan sujetos a las órdenes del cuerpo técnico, conformado por Santiago el “Sachi” Escobar; Juan Jairo Galeano, el asistente técnico; y el preparador físico, Juan Carlos Ángel.

Durante el entrenamiento, Luis Fernando tiene la obligación de ir detrás de todo balón que esté rodando por la cancha para entregárselo a los profesores o a los jugadores.

“Gusa” es quizás uno de los hombres que más trabaja en la institución. Si bien el cuerpo técnico y los jugadores son comprometidos con sus actividades tácticas y físicas, él tiene que mantener al orden del día todo dentro del plantel.

“En la medida de lo posible se trata de que al equipo no le falte nada y más que todo dentro de mi profesión se trata de trabajar con la consigna de darle a los jugadores y al cuerpo técnico la mayor tranquilidad”, asegura “Gusa”.

El primero en llegar y el último en irse
A la hora de preparar un partido en condición de local, Muñoz es quien debe estar desde muy temprano en pie para organizar todo. Primero tiene que ir por la utilería de quienes no son tenidos en cuenta para el juego, ya que ellos entrenan normalmente en la mañana como si fuera un día de semana; luego vuelve a la ciudad para recoger la ropa en la sede administrativa y llevarla a la concentración en Medellín que es en el Hotel Belfort, en el barrio El Poblado; y, finalmente, de allí sale en el bus con una hora y media de anticipación al estadio Atanasio Girardot.

Estar muy atento es fundamental en la labor de Luis Fernando, y más a la hora de saltar a la cancha porque los jugadores tienen que salir con el número que les identifica ante el árbitro, la prensa y la hinchada.

“Gusa” recuerda con risa cuando algunos periodistas criticaron a Nacional por no tener un utilero serio y atento en sus cosas. Cuenta que en un partido en la década pasada, los jugadores Óscar Restrepo y Juan David Restrepo, números 19 y 23 respectivamente, dentro del túnel que conectaba el camerino sur del Atanasio Girardot con la cancha, cambiaron de camiseta y, por ende, no salieron con la numeración asignada. Al enterarse de esto, Muñoz se encargó de aclarar lo sucedido y contó con el respaldo de los jugadores de entonces.

Acompañando al “verde” hasta ser parte de él
Cuando acaba el partido vuelve la acción para quien acompaña a Nacional como hincha desde 1976. “Gusa” y Walter recogen los uniformes y la utilería para meter las tulas al bus, mientras los jugadores toman una ducha y hablan del juego recién terminado.

A veces a “Gusita”, como también le dicen por cariño, lo pone a pensar el anonimato que lleva ante la afición y ante los medios de comunicación. Dice con cierto aburrimiento que no lo tienen en cuenta a la hora de pensar qué hay que hacer antes, durante y luego de un partido, que el trabajo no es valorado y que de vez en cuando llegan a pensar que es una persona cualquiera la que hace la ardua labor de utilero.

Los resultados los vive como si estuviese en la cancha. Si bien Luis Fernando no es el técnico o un jugador que corre tras la pelota, se le ve como si fuera los dos cargos a la vez. “Gusa” debe estar sentado en el banco con sus compañeros pensando, analizando y preocupándose por el desarrollo del juego.

Cuando Nacional pierde se transforma. Se encierra en su trabajo cuando el equipo tiene resultados negativos. Cuando recuerda la final contra el Junior de Barranquilla, el 19 de diciembre de 2004, suspira; se lamenta y le dan ganas de llorar por la forma como se perdió ese título.

Al hablar de las emociones vividas con Nacional, al “gusanito” de la familia verdolaga se le escucha alegre, con un tono más efusivo que de costumbre ya que es tímido.

Se le vienen a la memoria los títulos internacionales como las copas Merco Norte 1998 y 2000, los torneos nacionales de 1994, 1999, 2005 y el bicampeonato del 2007. Inmediatamente se le eriza la piel.

Igual pasa cuando comenta las experiencias en el exterior. Habla emocionado cuando dice que nunca se imaginó montarse en un avión y que, gracias a los gajes del oficio, la vida le permitió conocer todos los países de Suramérica y algunas ciudades de Estados Unidos, como Miami. Este último viaje lo recuerda como el más traumático que haya tenido: el regreso a Colombia fue uno por uno, pues hubo una alerta de bomba en el aeropuerto de esa ciudad.

Para él, también hablar de las experiencias vividas con las selecciones Colombia es vibrante. Estuvo en la Copa América de Paraguay en 1999 donde gratamente recuerda la victoria de “la tricolor” 3-0 frente a Argentina.

Caso contrario cuando se refiere al Pre-Olímpico en Brasil en el 2000: la cara se le arruga al volverle a la memoria la apabullante victoria carioca sobre “los cafeteros” 9-0.

“En Nacional prácticamente nací y allí quiero morir”, manifiesta Luis Fernando Muñoz Velásquez cuando habla de los 17 años llenos de alegrías, amarguras, tristezas, triunfos y derrotas. Es mucho tiempo compartiendo con la familia del Atlético Nacional.

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